20070528

En el que el autor comparte Muletas


Había dudado si compartir este poema, pues es de los más íntimos que tengo, pero he entendido que no hacerlo sería una hipocresía: si me iba a resultar tan difícil compartirlo, no debí escribirlo. Finalmente de eso se trata la escritura. Además ya salió en el periódico

Está dedicado a mi abuelo, que fue la primer pérdida sensible que sufrí. Muletas alude a la enfermedad que se lo llevó poco a poco, la diabetes. Primero le amputaron algunos dedos de los pies, por la gangrena, después un pie, el otro, una pierna, la otra. También es un canto a mi niñez, que no fue tan mala despúes de todo. La foto se las debo, aviesos lectores, pues acá en el trabajo no tengo de mi abuelo. (Actualización: va la foto)


Muletas

¿Qué fue de las tardes?
las dormidas-estáticas
que pensamos, no se irían.
¿Qué fue del juguete?,
¿del correr rabioso?
¿la piedra, el palo
y la naranja verde
atravesada por una espina?,
¿el olor del azahar
sucio entre lodo y pasto?

¿Qué fue de la mecedora
en el pasillo soleado?,
¿los baños con manguera
y el agua fresca
en los pies desnudos?
¿Qué pasó con las muletas
de mi abuelo?
¿Qué fue de los teteretes
y los chinchirrines,
qué de las campamochas
de grandes ojos vigilantes?

¿Qué fue de las largas
navidades familiares?,
el árbol sepultado
entre adornos y regalos.
La mesa puesta;
¿y las muletas de mi abuelo?
¿Qué fue de su barba rasposa
y de su cabello
peinado con olorosa brillantina?

¿Qué pasó con sus
camisas blancas,
y sus ojos tras los lentes
y su olor a talco?
¿Por qué no puedo
recordar a lo que olían
sus pañuelos?

¿Qué pasó con la mesa baja
en que me subía para abrazarlo?
¿Qué fue de la guayas,
las guanábanas?
¿Qué fue de sus hombros
marchitos, pero fuertes?
¿Qué de sus manos
grandes y pecosas
y rudas, pero frágiles?

¿Qué fue de mis brazos
anudados en su cuello?
¿Qué fue de las noches frías
con chocolate y pan?
¿Qué fue de la silla
de mi abuelo?
¿Qué fue de mí y de él?
¿Es que mi niñez
se incineró en Veracruz?
¿Qué fue de sus cenizas
en Roca Partida?
¿Y las manzanas en la playa?
¿Por qué nada de esto
me pertenece ya?
¿Y por qué el niño
me parece tan lejano
como las muletas de mi abuelo?

20070525

Donde el autor comparte con sus tres lectores un poema que llena de gusto y regocijo


¿Lo haré? ¿Incluiré autores que me gustan? Sí, este poema de Orlando Guillén (Acayucan, Ver., 1945) es particularmente bueno. Es un poeta poco conocido, abogado de profesión, pueden ver más de él acá. Allí hay una crítica contra Libertad bajo palabra, del intocable Octavio Paz, que para Guillén, no lo era tanto. Incluso rodaron algunas cabezas (metafóricas, no literales como las de ahora) cuando dicha crítica se publicó. Sin más, los dejo en buena compañía:





¿Qué noche hay en tu voz hermano verso hermana roca nieto

estrella riñón sol lago camisa hermana mía?

¿Qué gallo pluma mi canción?

¿Qué significa todo esto Jaime Labastida?

¿Gallo mi qué canción mi pluma?

Pluma mi gallo

su asco su asterisco mi boca

la galaxia girante en mi boca

Ah mi bisabuelo bis

ave que escancio

Este verso es para Rabelais

Orino al horizonte

Mi mano zopilote qué negros versos gira

Yo sé cosas del mundo que me callo

Algunos –Jota por ejemplo-

me piden versos testimoniantes

popúlicos

marxiales

profilátigos

Me piden compromiso hasta en el semen

-si hago hijos

que sean guerrilleen

(guerribles

combatientes)-

Otros

-Jota Be acaso-

exodoncian

abscesos en mis postizos dientes literarios

me insultan por no comer cavafis

tse tse éliot

o paundean en mi queso

como ratas amargas

¿Has leído a Nazim Hikmet?

¿Era Shakespeare homosexual?

O solo Dante de su beátrifico infierno

¿Sudaba pus Rimbaud

Amaru literaturizaba a sus amadas

comía caca ámese de Sade

sólo opio queda de Cocteau

de Artaud

sólo cáncer o palabra o zumbante mosco queda?

Yo sé cosas del mundo que me callo

porque no tengo pudor o porque están dichas

o porque leo pésimas traducciones de Billón y sin entonces lloro

Cuando Erasmo todo esto

me da tanto que pesar

que no me cabe en los platillos

¿me acusan porque así yo me aplatano

porque rectamente me atrinchero en este verso

porque hago gárgara con el agua de niágara

porque me asombro me atopo y me asorjuano?

Pues bien

hago todo esto

-esto se escribe con acento señores?-

y hago más mucho más cabrones literatosos

Hago cebos

para los peces del versario

Hago cardúmenes para mis cebos

Hago viceversas viceversos al cangrejo heroico

Ah y cuando homero tantas cosas

todavía tengo tiempo de reírme

sobre las declaraciones de Mr Nixon

sobre las elecciones en EU y sobre Mr McGovern

Además

:

me río tanto de mí

que hago del cuerpo sobre este verso

También esculco el almanaque

Hago el amor sombríamente con el día lunes

Mi mármol orgasmo

petrifica este versario

La verdad es que tengo tanto miedo

que mudo mi infancia

por tu risa

mis zapatos porque me abraces

mi intolerancia por tu vientre de plazuela y barrio verde

oh verde

verde

verde verde!


Tomado de Versario Pirata. Lecturas mexicanas (77) Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes.

20070518

Donde Armandís de Mina habla sobre sus cosas pero no se apena ni incurre en alabos absurdos, lo cual equilibra al texto y es siempre preferible

No siempre me resulta grato hablar de mí, aunque es el tema que más domino. Por eso no abundo en mi perfil (del blog), de manera general diría que soy más bien reservado; a pesar de ello, no hallo problema alguno en compartir lo que escribo. Una vez me vi forzado a escribir sobre mí si quería que mis cuentos se publicaran en una antología, en la cual comparto espacio con queridos amigos.

No recordaba que existiera este texto, hasta que hace pocos días, mientras buscaba mi currículum, lo hallé. Como no lo escribí en primera persona y no pensé en él como un currículum de bastón y levita, me resulta fácil compartirlo con los tres lectores que, quiero pensar, siguen visitando este blog:

Currículo del tal Armandís de Mina

José Armando Preciado Vargas nació el 17 de abril de 1979 por cesárea, este hecho lo marcó indiscutiblemente, pero marcó más a su madre. No sabía hablar, aprendió hasta los tres años. Su abuela relata que sí sabía, sólo que no quería. Su abuelo lo sentaba en el borde de la mesa y le introducía sus llaves en la boca mientras conjuraba “destraba tu lengua”. Armando argumenta que quería hablar hasta que dominara correctamente la lengua, así que esperó hasta el día que un caudal brotó de su boca; como sea, esto no es comprobable.

No sabía leer ni escribir, pero aprendió en más o menos una semana a la edad de cuatro años, desde entonces no ha dejado de leer todo lo que en su camino se cruza, aunque esto a veces ha resultado contraproducente, según comenta.

Del kindergarten pocos recuerdos conserva, al menos eso dice. De la primaria cuenta que transcurrió sin sobresaltos y novedades. En la secundaria conoció a algunos de sus mejores amigos y adquirió el gusto por la literatura, también empezó en esto de la escribida. En el bachillerato supo –después de abandonar farmacéutica industrial– que la literatura era lo suyo.

Se incorporó al Café Literario en medio de abucheos y chiflidos, luego se encariñaron con él y viceversa, incluso fue coordinador.

Durante este periodo publicó en los suplementos Ómnibu
s del diario La Opinión y Tribuna de papel del diario El Liberal del Sur. También tuvo un taller de literatura en la misma escuela donde estudió primaria y secundaria, a saber: Escuela Maestro Justo Sierra. Es egresado de la licenciatura de Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad Veracruzana, en Xalapa, desde donde colaboró con el suplemento Lettera de Sotavento Diario.

Actualmente es corrector de estilo (a él le gusta decir "correptor destilo", después celebra su ocurrencia con una risa tonta) en la Secretaría de Educación de Veracruz. Ha participado en mesas redondas, conferencias yDon Armandís, en su primer conferencia/casorio recitales en diversos espacios y ha incursionado en los géneros de cuento, poesía y ensayo, ha sido jurado (sin mayores atribuciones que leer algo más o menos bueno de vez en cuando y nunca en domingo) en algunos cuentos de poesía y cuento; menciona que escribir currículos nunca se le ha dado, tal vez por modestia (falsa, si me preguntan), tal vez por no tener mucho que decir de sí mismo.