Había dudado si compartir este poema, pues es de los más íntimos que tengo, pero he entendido que no hacerlo sería una hipocresía: si me iba a resultar tan difícil compartirlo, no debí escribirlo. Finalmente de eso se trata la escritura. Además ya salió en el periódico
Está dedicado a mi abuelo, que fue la primer pérdida sensible que sufrí. Muletas alude a la enfermedad que se lo llevó poco a poco, la diabetes. Primero le amputaron algunos dedos de los pies, por la gangrena, después un pie, el otro, una pierna, la otra. También es un canto a mi niñez, que no fue tan mala despúes de todo. La foto se las debo, aviesos lectores, pues acá en el trabajo no tengo de mi abuelo. (Actualización: va la foto)
Muletas
¿Qué fue de las tardes? las dormidas-estáticas que pensamos, no se irían. ¿Qué fue del juguete?, ¿del correr rabioso? ¿la piedra, el palo y la naranja verde atravesada por una espina?, ¿el olor del azahar sucio entre lodo y pasto?
¿Qué fue de la mecedora en el pasillo soleado?, ¿los baños con manguera y el agua fresca en los pies desnudos? ¿Qué pasó con las muletas de mi abuelo? ¿Qué fue de los teteretes y los chinchirrines, qué de las campamochas de grandes ojos vigilantes?
¿Qué fue de las largas navidades familiares?, el árbol sepultado entre adornos y regalos. La mesa puesta; ¿y las muletas de mi abuelo? ¿Qué fue de su barba rasposa y de su cabello peinado con olorosa brillantina?
¿Qué pasó con sus camisas blancas, y sus ojos tras los lentes y su olor a talco? ¿Por qué no puedo recordar a lo que olían sus pañuelos?
¿Qué pasó con la mesa baja en que me subía para abrazarlo? ¿Qué fue de la guayas, las guanábanas? ¿Qué fue de sus hombros marchitos, pero fuertes? ¿Qué de sus manos grandes y pecosas y rudas, pero frágiles?
¿Qué fue de mis brazos anudados en su cuello? ¿Qué fue de las noches frías con chocolate y pan? ¿Qué fue de la silla de mi abuelo? ¿Qué fue de mí y de él? ¿Es que mi niñez se incineró en Veracruz? ¿Qué fue de sus cenizas en Roca Partida? ¿Y las manzanas en la playa? ¿Por qué nada de esto me pertenece ya? ¿Y por qué el niño me parece tan lejano como las muletas de mi abuelo?
¿Lo haré? ¿Incluiré autores que me gustan? Sí, este poema de Orlando Guillén (Acayucan, Ver., 1945) es particularmente bueno. Es un poeta poco conocido, abogado de profesión, pueden ver más de él acá. Allí hay una crítica contra Libertad bajo palabra, del intocable Octavio Paz, que para Guillén, no lo era tanto. Incluso rodaron algunas cabezas (metafóricas, no literales como las de ahora) cuando dicha crítica se publicó. Sin más, los dejo en buena compañía:
¿Qué noche hay en tu voz hermano verso hermana roca nieto
estrella riñón sol lago camisa hermana mía?
¿Qué gallo pluma mi canción?
¿Qué significa todo esto Jaime Labastida?
¿Gallo mi qué canción mi pluma?
Pluma mi gallo
su asco su asterisco mi boca
la galaxia girante en mi boca
Ah mi bisabuelo bis
ave que escancio
Este verso es para Rabelais
Orino al horizonte
Mi mano zopilote qué negros versos gira
Yo sé cosas del mundo que me callo
Algunos –Jota por ejemplo-
me piden versos testimoniantes
popúlicos
marxiales
profilátigos
Me piden compromiso hasta en el semen
-si hago hijos
que sean guerrilleen
(guerribles
combatientes)-
Otros
-Jota Be acaso-
exodoncian
abscesos en mis postizos dientes literarios
me insultan por no comer cavafis
tse tse éliot
o paundean en mi queso
como ratas amargas
¿Has leído a Nazim Hikmet?
¿Era Shakespeare homosexual?
O solo Dante de su beátrifico infierno
¿Sudaba pus Rimbaud
Amaru literaturizaba a sus amadas
comía caca ámese de Sade
sólo opio queda de Cocteau
de Artaud
sólo cáncer o palabra o zumbante mosco queda?
Yo sé cosas del mundo que me callo
porque no tengo pudor o porque están dichas
o porque leo pésimas traducciones de Billón y sin entonces lloro
Cuando Erasmo todo esto
me da tanto que pesar
que no me cabe en los platillos
¿me acusan porque así yo me aplatano
porque rectamente me atrinchero en este verso
porque hago gárgara con el agua de niágara
porque me asombro me atopo y me asorjuano?
Pues bien
hago todo esto
-esto se escribe con acento señores?-
y hago más mucho más cabrones literatosos
Hago cebos
para los peces del versario
Hago cardúmenes para mis cebos
Hago viceversas viceversos al cangrejo heroico
Ah y cuando homero tantas cosas
todavía tengo tiempo de reírme
sobre las declaraciones de Mr Nixon
sobre las elecciones en EU y sobre Mr McGovern
Además
:
me río tanto de mí
que hago del cuerpo sobre este verso
También esculco el almanaque
Hago el amor sombríamente con el día lunes
Mi mármol orgasmo
petrifica este versario
La verdad es que tengo tanto miedo
que mudo mi infancia
por tu risa
mis zapatos porque me abraces
mi intolerancia por tu vientre de plazuela y barrio verde
oh verde
verde
verde verde!
Tomado de Versario Pirata. Lecturas mexicanas (77) Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
No siempre me resulta grato hablar de mí, aunque es el tema que más domino. Por eso no abundo en mi perfil (del blog), de manera general diría que soy más bien reservado; a pesar de ello, no hallo problema alguno en compartir lo que escribo. Una vez me vi forzado a escribir sobre mí si quería que mis cuentos se publicaran en una antología, en la cual comparto espacio con queridos amigos.
No recordaba que existiera este texto, hasta que hace pocos días, mientras buscaba mi currículum, lo hallé. Como no lo escribí en primera persona y no pensé en él como un currículum de bastón y levita, me resulta fácil compartirlo con los tres lectores que, quiero pensar, siguen visitando este blog:
Currículo del tal Armandís de Mina
José Armando Preciado Vargas nació el 17 de abril de 1979 por cesárea, este hecho lo marcó indiscutiblemente, pero marcó más a su madre. No sabía hablar, aprendió hasta los tres años. Su abuela relata que sí sabía, sólo que no quería. Su abuelo lo sentaba en el borde de la mesa y le introducía sus llaves en la boca mientras conjuraba “destraba tu lengua”. Armando argumenta que quería hablar hasta que dominara correctamente la lengua, así que esperó hasta el día que un caudal brotó de su boca; como sea, esto no es comprobable.
No sabía leer ni escribir, pero aprendió en más o menos una semana a la edad de cuatro años, desde entonces no ha dejado de leer todo lo que en su camino se cruza, aunque esto a veces ha resultado contraproducente, según comenta.
Del kindergarten pocos recuerdos conserva, al menos eso dice. De la primaria cuenta que transcurrió sin sobresaltos y novedades. En la secundaria conoció a algunos de sus mejores amigos y adquirió el gusto por la literatura, también empezó en esto de la escribida. En el bachillerato supo –después de abandonar farmacéutica industrial– que la literatura era lo suyo.
Se incorporó al Café Literario en medio de abucheos y chiflidos, luego se encariñaron con él y viceversa, incluso fue coordinador.
Durante este periodo publicó en los suplementos Ómnibus del diario La Opinión y Tribuna de papel del diario El Liberal del Sur. También tuvo un taller de literatura en la misma escuela donde estudió primaria y secundaria, a saber: Escuela Maestro Justo Sierra. Es egresado de la licenciatura de Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad Veracruzana, en Xalapa, desde donde colaboró con el suplemento Lettera de Sotavento Diario.
Actualmente es corrector de estilo (a él le gusta decir "correptor destilo", después celebra su ocurrencia con una risa tonta) en la Secretaría de Educación de Veracruz. Ha participado en mesas redondas, conferencias y recitales en diversos espacios y ha incursionado en los géneros de cuento, poesía y ensayo, ha sido jurado (sin mayores atribuciones que leer algo más o menos bueno de vez en cuando y nunca en domingo) en algunos cuentos de poesía y cuento; menciona que escribir currículos nunca se le ha dado, tal vez por modestia (falsa, si me preguntan), tal vez por no tener mucho que decir de sí mismo.